Armas de la edad de piedra
· - Unas puntas de lanza de Sudáfrica indican que la tecnología tiene medio
millón de años
· - El autor es el ancestro común de ‘Homo sapiens’ y neandertal
Una piedra tallada en punta para
que penetre bien en la pieza a cazar y atada en el extremo de un palo es un
arma más eficaz que una simple vara de madera afilada. Construir una lanza así,
con mayor poder de impacto y control, es un salto tecnológico muy notable.
¿Quién lo dio? ¿Cuándo? Unas puntas de piedra que se encontraron hace unos años
en Sudáfrica, datadas en medio millón de años y analizadas ahora con un nuevo
enfoque son, hasta el momento, el vestigio más antiguo que se conoce de esta
técnica de armas de la edad de piedra. Sitúan esta tecnología 200.000 años
antes de lo que los vestigios indicaban hasta ahora. Y una vez más, las
cronologías de las huellas del pasado ponen patas arriba las ideas acerca de
las capacidades de las especies humanas remotas: con 500.000 años, la lanza de
punta de piedra sujeta a un palo sería una tecnología no del hombre
contemporáneo ni de los neandertales, como se pensaba hasta ahora, sino del
antepasado común de ambos, el Homo heidelbergensis.
“Esto
cambia la manera en que pensamos acerca de las adaptaciones y capacidades de
los humanos primitivos antes del origen de nuestra propia especie”, dice Jayne
Wilkins, líder del equipo que ha hecho el descubrimiento. Fabricar armas de
caza atando una punta a una lanza de madera requiere esfuerzo y planificación,
pero aumenta su potencial de matar.
Estos
científicos que han identificado las marcas en la base de las puntas de piedra
de hace medio millón de años han realizado toda una labor detectivesca para
demostrar su utilización como lanzas y publicar el hallazgo en la revista Science.
Las piezas fueron halladas por
Peter Beaumont, en 1979, en el yacimiento de Kathu Pan 1, en Sudáfrica y 20
años después, en 2010, fueron datadas por Michael Chazan y su equipo en 500.000
años. El siguiente paso lo dan Jayne Wilkins y sus colegas de las universidades
de Toronto (Canadá), Arizona (EE UU) y Ciudad del Cabo (Sudáfrica),
incluido el propio Chazan, al identificar marcas y desperfectos en la base de
esas piezas de industria lítica que encajan con la técnica de sujetarlas al
extremo de un palo, convirtiéndolas en eficaces lanzas.
Para
demostrar esta hipótesis, los investigadores incluso fabricaron 32 réplicas de
las puntas —talladas en la misma piedra—, las ataron en el extremo de palos de
madera e imitaron el uso que pudieron hacer de ellas los hombres prehistóricos
lanzándolas contra carcasas de pequeños antílopes. “Cuando las puntas se
utilizan como extremos de lanza, se producen muchos desperfectos en ellas y
fracturas específicas”, dice Kyle Brown, uno de los científicos del equipo.
“Los daños en esas antiguas puntas de lanzas son muy similares a los producidos
en las réplicas de nuestro experimento y, además, demostramos que no se hacen
fácilmente en otras condiciones”, añade.
Los
homínidos cazaban grandes animales hace ya, al menos, 780.000 años, recuerdan
Wilkins y sus colegas, a la vista de los vestigios en restos de carcasas de
venado encontradas en Israel. De hace 500.000 años es un hueso de caballo con
una perforación que debió hacer una lanza y que se encontró en Boxgrove (Reino
Unido). En cuanto a armas, fue descollante el hallazgo de unas jabalinas de
madera —palos de abeto con las dos puntas afiladas, de hasta 2,30 de longitud—
y perfectamente preservadas en agua que descubrió, en los años noventa, el
arqueólogo Harmut Thieme en una mina de carbón en Alemania. Los humanos las utilizarían
seguramente para cazar caballos, dado que se encontraron junto con muchos
huesos de ese animal.
Las lanzas compuestas, es decir,
con una punta atada a un palo, parece que eran algo corriente en Europa y en
África hace unos 200.000 años, e incluso se conocen indicios de 300.000 años en
el continente africano. Podrían haberlas inventado los neandertales y los
humanos modernos (ambos las utilizaban) o unos lo habrían copiado de los otros.
Pero si se sabía construir estas armas mucho antes, hace medio millón de años,
la especie innovadora sería muy anterior: el ancestro común a partir del cual
evolucionarían los neandertales y la humanidad moderna. “Esta es la primera
prueba de que esta tecnología se originó antes o muy cerca de la divergencia de
esas dos especies”, dice otro miembro del equipo, Benjamin Schoville, de la
Universidad de Arizona.
“Al
parecer, se puede seguir el rastro de algunos de los rasgos que asociamos con
los humanos modernos y con nuestros parientes más cercanos mucho más atrás en
nuestro linaje”, comenta Wilkins. “Esto cambia la manera en que vemos las
adaptaciones y capacidades de los humanos primitivos antes del origen de
nuestra propia especie”, concluye.
Alicia Rivera. 20 Nov. 2012; El
País.
NAVEGAR POR EL MEDITERRÁNEO
Para
llegar a las islas hacen falta unas capacidades de navegación nada
despreciables, y se sabe que los humanos, por ejemplo, cruzaron el mar hasta
Australia hace 50.000 años. Incluso los homínidos (Homo erectus) pudieron
alcanzar la isla de Flores (Indonesia) hace algo más de un millón de años
surcando un considerable tramo de agua. En el Mediterráneo, ¿cuándo se empezó a
navegar?
La presencia humana en las islas de Creta y Chipre se había
situado en torno a los 9.000 años. Pero últimamente se han acumulado pruebas
que adelantan la colonización de Chipre hasta hace 12.000 años, explica Alan
Simmons (Universidad de Nevada) en Science. Sin
embargo, la ocupación de Creta puede ser tan antigua como 170.000 años, a la
vista de las hachas de cuarzo y otras herramientas de piedra descubiertas allí.
Esto significa que los remotos navegantes del Mediterráneo pudieron ser
tempranosHomo sapiens o neandertales.