domingo, 19 de mayo de 2013

Trabajo con prensa: Los sectores radicales de la derecha europea se radicalizan por efecto de la crisis.



Los grupos ultras comienzan a ejercer una perversa influencia en las políticas de formaciones tradicionales

La crisis económica que agita la Unión Europea está siendo el mejor caldo de cultivo para el ascenso de los movimientos xenófobos y ultras. A ello se une la pérdida de credibilidad de la UE y sus instituciones por abanderar unos drásticos recortes que han fomentado el paro y la desigualdad social, sin lograr hasta ahora un atisbo de recuperación.
Aunque estos movimientos extremistas no han conseguido de momento un número significativo de diputados que les permita ejercer el poder, su capacidad de influencia ha comenzado a condicionar los programas políticos de la derecha tradicional y de los gobiernos. El caso más reciente ha sido el del Reino Unido, pero este fenómeno se hizo notar ya en las presidenciales francesas del año pasado. Marine Le Pen, con una imagen más presentable que su padre, llevó al Frente Nacional (FN) al 18% en la primera vuelta electoral, el mejor resultado logrado por un candidato de ultraderecha. Un presidente Sarkozy a la desesperada trató de ganarse a los votantes de FN ofreciendo un perfil más duro en temas de inmigración y seguridad. No se sirvió de nada porque ganó el socialista Hollande y Le Pen amenazó con convertirse pronto en el primer partido de la derecha francesa.

Viraje en el Reino Unido

En el Reino Unido, el espectacular éxito del populista UKIP con su programa anti-europeo y anti-inmigración propició el descalabro en las elecciones locales del partido conservador, en el Gobierno. El primer ministro David Cameron ha tardado poco en acusar el golpe y el viraje a la derecha comienza a ser un hecho. El acceso de los inmigrantes a los beneficios sociales -atención sanitaria, vivienda y subsidio de paro- se va a endurecer y el referéndum sobre la pertenencia a la UE empieza a cobrar fuerza dentro del propio Gobierno.
Si en Francia y Reino Unido la ultraderecha trata de dar una imagen civilizada, en Grecia y Europa del Este las formaciones ultras ofrecen un claro perfil neonazi y racista. En las elecciones de junio de 2012 los ultras griegos revalidaron su entrada en el Parlamento obteniendo 18 diputados y el 6,9% de los votos. Los medios de comunicación helenos han denunciado la connivencia entre Amanecer Dorado y la Policía en las redadas y torturas de inmigrantes, mientras el Gobierno del conservador Samaras ha hecho casi imposible la naturalización de inmigrantes. El primer ministro ya declaró que "los inmigrantes son los tiranos de la sociedad griega".

Contra turcos y gitanos

En Bulgaria, la formación Ataka consiguió el pasado domingo el 7% de los votos, con lo que entrará en el Parlamento y puede tener la llave para la formación de Gobierno. Aparte de su mensaje antieuropeo, los ultras búlgaros consideran a turcos y gitanos como unos privilegiados sociales y próximos a la delincuencia. Las agresiones han sido constantes en medio de la permisividad de las autoridades. A la xenofobia y el racismo, los ultras húngaros de Jobbik han añadido una fuerte carga de antisemitismo. El noviembre, el diputado Márton Gyöngyösi pidió en el Parlamento que se hicieran "listas de judíos" porque "el sionismo tiene bajo su yugo a nuestro país". En Hungría hay elecciones en 2014 y Fidesz, la formación conservadora del primer ministro Víktor Orban, ya ha comenzado a compartir el discurso ultranacionalista y antieuropeo de Jobbik

MIGUEL SALVATIERRA | M; La Verdad; 19 mayo 2013



Actividades:

- Realiza la ficha sobre la noticia.

- Resume la noticia y comentala.

- Relaciona el contenido de la noticia con la crisis de la democracia y el auge de los totalitarismos en el período de entreguerras y reflexiona sobre lo qué siempre preguntáis en clase:  ¿para qué quiero yo saber que paso hace tanto tiempo? ¿para qué la historia?....


Frases o chistes del día

Paulo Coelho

Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.