Germanos
Vicisitudes
internas.
Desde el s. II, el ámbito
germano descrito por Tácito se ve alterado por la incesante llegada de
escandinavos, grupos mudables, fragmentados, a menudo enfrentados entre sí, que
forman amplias unidades de aspecto gentilicio (Stammen). Algunos tienen un rey,
perteneciente, en los casos arcaizantes, a un linaje con algún carácter sacro,
pero que gobierna de acuerdo con la asamblea de guerreros (thing); y, en los
más evolucionados, hay regímenes de tipo caudillista (p. ej., entre los
sajones), que se apoya en un grupo selecto de guerreros (comitatus = Gefolge)
el cual se le vincula personalmente y que debe atender también a los grandes
jefes de linajes (principes, en las fuentes latinas). Los dos tipos, el del rex
y el dux (herizogo, Herzog, duque) que se distinguen bien en tiempo de
Tácito, tienden a confluir según las informaciones posteriores, en uno solo.
Rasgo común a todos parece
la existencia de dos grupos: el de las personas libres y el de los siervos,
procedentes de las acciones de guerra. Los hombres libres forman familias,
vinculadas entre sí en grandes grupos (no clanes), fuertes y estables. Hay un
grupo intermedio de libertos (lidi, laten) o de colectividades dominadas. El
hábitat no es urbano y el desconocimiento del regadío les obliga a establecer
amplias zonas de cultivo y pradera, tras cuyo agotamiento se produce un cambio
de hábitat que hace de estos pueblos migrantes periódicos.
Los francos
(³osados², ³fieros²) están en el NO de Germania y parecen proceder del bajo
Rin: camavos (quizá los primeros llamados ³francos²), catuarios, brácteros,
etc. En la segunda mitad del s. III reiteran sus irrupciones en la Galia. Antes del 300
se establecen en Germania Inferior, entre el Rin y el Waal (civitas
Batavorum), evacuada por Roma que se organiza en torno a castella
interiores. En esta zona desguarnecida se establecen los francos salios (de
Salland, en el Yssel, donde hay un lago salado?) que cruzan el Mosa y se
establecen en Toxandria con permiso de Juliano (foedus del 358). Hacia
el 400, el Imperio resiste en torno a Colonia y Xanten, pero sus comarcas se
pueblan respectivamente de catuarios y de brácteros, quizá foederati. Hay,
además, miles de francos enrolados en el ejército romano y muchos otros
asentados como colonos en el N de la
Galia.
Tras los francos, los sajones,
procedentes del Holstein y sus entornos, de donde parten en el s. I. Ocupan el
litoral del Elba y se imponen, por el O, a los frisones. Entre 358 y 367
atacan la Insula
Batavorum (Ijssel), pero el camino por tierra está
ocupado por los franco: atacarán por mar las costas de Bretaña y el Canal de la Mancha, lo que obliga al
Imperio a montar el correspondiente dispositivo de defensa a ambos lados del
Canal.
Junto a los sajones aparecen
los anglos, originarios del Schleswig.
En la Alemania media, los alamanes
son citados por vez primera en el 213, en el Main: grupo de pueblos
probablemente suevos (suabos), que se conglomeran en el Elba medio, con grupos
mandados por príncipes. Durante la crisis romana del s. III muestran
repetidamente su fuerza y llegan a Italia (270) y ocupan los Agri Decumates
abandonados en 275. Juliano los detuvo en el Rin (357-359; 378 por Graciano).
Desde finales del s. III se ven empujados por los burgundios,
procedentes de Noruega, asentados luego en la isla de Bornholm
(=Burgundarholm), Pomerania y región entre el Oder y el Vístula. Presionados
por los gépidos, se desplazan a Silesia, llegan al Elba y al Main
(después del 300), empujando a los alamanes: esta enemistad explica la
avenencia entre romanos y burgundios. Hacia el 400 andan cerca del Rin medio,
al E de Maguncia.
Tras los burgundios, los turingios,
mezcla de anglos, varnos y hermunduros, citados en los últimos años de
Teodosio, que cruzan el Elba. Frente al limes del Nórico, los marcomanos
(Bohemia) y cuados (Moravia y Marschfeld). A la zona llegaron los longobardos,
que migraron de Suecia al Elba y a Panonia (167), aunque la mayoría quedó al S
del estuario del Elba. Hacia el 400 se pusieron en marcha hacia el Danubio a
través de Bohemia. En la llanura N de Hungría, una parte de los vándalos,
conjunto jutlandés y escandinavo (incluyeron primitivamente a los burgundios)
que, con el tiempo se redujo y escindió. Los vándalos asdingos (hasdings)
entraron en Dacia (171) cuando sus vecinos, los godos, se dirigían al Mar
Negro, y, expulsados, se refugiaron en el alto Tissa. Los silingos
dieron nombre a Silesia, atacaron hacia el O (Probo los venció en el 267) y
permanecieron en el Oder.
Los godos fueron
dominantes en el bajo Danubio y el Mar Negro. Suecos de origen (de la actual
Gotaland, junto al lago Vetter), migraron hacia el 50 a. C., pasaron a la isla de
Gotland y de allá al Vístula; vencieron a rugios y vándalos y fueron, a su vez,
empujados por los gépidos: se encaminaron al E (160-170), por el Dniéster, y en
238 tomaron Olbia y se establecieron en las estepas del Ponto y en Crimea,
donde crecieron con la llegada de otros germanos (como los hérulos) y sufrieron
influencias de los sármatas iranios (roxolanos y yázigos). Entre 238 y 271
presionaron sobre el Danubio romano, cruzaron el Bósforo y entraron en Mesia,
Tracia y Dacia, que fue abandonada por Aureliano (271). Quizá compuestos por
tres grupos suecos (greutungos o "de las piedras"; tervingos o de los
"bosques"; y visos o "de las praderas") absorbidos
finalmente por los gauti (nombre original de los godos), a fines del siglo II
se dividen en visigodos y ostrogodos (godos brillantes?), que conservan
numerosos vínculos. En el s. IV, los ostrogodos de Ermanarico crean un reino en
torno al Dniéper dominando a germanos, eslavos, fineses y sármatas (alanos que
ocupan los territorios entre el Cáucaso, el Caspio y el Don). Los visigodos, al
O del Dniéster, ocuparon Besarabia, Moldavia y Transilvania, limitando por el O
con los vándalos y al N con los gépidos.
Los visigodos no
tenían rey, sino jefes de tipo tribal. Lucharon con Roma en 328-332 y 367-369 y
recibieron su influencia, incluida la cristiana, que fue combatida por la
nobleza (348; 370-372), pero que acab&pacute; triunfando gracias a la obra
del arriano Ulfilas, traductor al godo de la Biblia y consagrado obispo en 340 (en
Constantinopla, por un prelado arriano). Según propia tradición (Jordanes, s.
VI), los godos dirigidos por Bering abandonaron Escandinavia en tres barcos,
vencieron a los suevos y otros germanos en la costa S del Báltico, de donde
salieron hacia el Vístula y llegaron al Mar Negro en la segunda mitad del s.
II. Ello provocó, probablemente, la presión germana sobre el limes
danubiano bajo Marco Aurelio. La presión goda obligó al abandono romano de la Dacia (Aureliano, 270-275).
Los godos entre el Danubio y el Dniéster fueron llamados visigodos y ostrogodos
los de Ucrania.
Los ostrogodos
señorearon al N del Mar Negro en el s. III y en el V, bajo Teodorico el Grande,
dominaron Italia. Entre ambos momentos, su poder culminó bajo Ermanarico, de
largo reinado, que se suicidó ante la llegada imparable de los hunos, hacia el 370. Para
entonces era intenso su contacto con Roma y ya no eran iletrados. Aparecen en
Panonia unos 80 años más tarde, como foederati,
aunque algunos quedaron en Crimea, donde subsistieron hasta la Edad Media. Tras la
muerte de Atila (455) Teodorico se desplazó a Mesia (475-488) e Italia, en la
que reinó desde 493 hasta su muerte (526). Poco después, Justiniano declaró la
guerra (535), que duró 20 años, sin que Constantinopla pudiera recuperar
Italia. Los ostrogodos se desvanecen entonces como nación.
Los visigodos,
separados de los ostrogodos en el s. IV, se asentaron como cultivadores en
Dacia, hasta que los hunos
(376) los forzaron a cruzar el Danubio. El incumplimiento romano de los pactos
de asentamiento los llevó a saquear las provincias balcánicas. El 3 de agosto
del 378 derrotaron y mataron en Adrianópolis a Valente y anduvieron casi un
lustro buscando asentamiento. En octubre del 382, Teodosio los asentó en Mesia,
a cambio de que defendieran la frontera. Parece que entonces se convirtieron al
arrianismo. Bajo Alarico, en 395, se dirigieron a Grecia e Italia, la cual
invadieron varias veces desde el 401, saqueando Roma en el 410, año de la
muerte del rey, sucedido por Ataúlfo, que se asentó en la Galia meridional y en
Hispania (415). En 418, el futuro Constancio III les encomendó como foederati la Aquitania Segunda
(entre el Loira y las bocas del Garona) en tiempos de Valia, a quien sucedió
Teodorico I, muerto en 451 frente a Atila en el Campus Mauriacus. Su hijo,
Eurico, en 475, se declaró libre de obediencia al Imperio, codificó las leyes
godas en latín y llevó sus fronteras desde el Loira al Pirineo y las bocas del
Ródano, además de gran parte de Hispania (desde 472). Alarico II, no tan
arriano como su padre, fue vencido por los francos en Vouillé (507), cerca de
Poitiers, perdió sus dominios galos excepto Septimania (con Narbona), pero
conservó Hispania, donde existió el reino hasta la invasión islámica del 711.
La presencia germana dentro
del limes es antigua: Augusto estableció a grupos de ubios y sicambros
en el Rin, por Colonia. Las prisioneros germanas generaron una población servil
que, por la vía de las manumisiones y de la asimilación, quedó integrada en el
Imperio. Desde los últimos Antoninos, tierras desérticas, de propiedad
imperial, subcesivae, etc., fueron pobladas con germanos cautivos, en un
régimen de colonato adscripticio mal conocido (dediticii, inquilini) y
probablemente en torno a poblados de concentración. También se autorizó la
entrada grupos de germanos libres, gentiles, que suministraron tropas
auxiliares a la vez que cultivaban tierras cercanas a la frontera (se conocen
casos a fines del s. III en las áreas de Langres y Besanon).
En la Notitia
Dignitatum figuran, bajo mando del magister peditum,
17 colonias de esta clase (francos y suevos y algunos sármatas y taifales). Con
Teodosio ya hay germanos al frente del ejército: suplen con sus paisanos la
falta de soldados romanos, cambian de bando (lo que relaja la presión
fronteriza) y combaten a otros bárbaros con sus mismas tácticas unidas a las de
Roma. Pueblos enteros son foederati por
los emperadores: logran tierra y ayudas a cambio de defender la frontera y
suministrar tropas al comitatus. En el siglo IV, conservan su modo de
vida íntegramente.