lunes, 28 de noviembre de 2011

Textos sobre el Arte Romano


Textos sobre el Arte Romano.

Otros, en verdad, labrarán con más primor el animado bronce, sacarán del mármol vivas figuras, defenderán mejor las causas, medirán con el compás el curso del cielo y anunciarán la salida de los astros; tú, Romano, atiende a gobernar los pueblos; éstas serán tus artes: imponer condiciones de paz, perdonar a los vencidos y derribar a los soberbios”
Virgilio, La Eneida

 Simetría es la conveniente correspondencia entre los miembros de la obra, y la armonía de cada una de sus partes con el todo: pues así como se halla simetría y proporción entre el codo, pie, palmo, dedo y demás partes del cuerpo humano, sucede lo mismo con la construcción de las obras. Primeramente en los Templos, del grueso de las columnas, de un triglifo, o bien del embater, se toma la proporción de los otros miembros. En las ballestas, del agujero que los Griegos llaman perítretos. En las naves, del interscalmio, llamado en Griego dipecáice: y así en los demás artefactos, de alguno de sus miembros se saca la razón de simetría.
Vitrubio, Los diez libros de arquitectura
    
  ... Ni puede ningun edificio estar bien compuesto sin la simetría y proporcion, como lo es un cuerpo humano bien formado. Compuso la naturaleza el cuerpo del hombre de suerte, que su rostro desde la barba hasta lo alto de la frente y raiz del pelo es la decima parte de su altura. Otro tanto es la palma de la mano desde el nudo de la muñeca hasta el extremo del dedo largo. Toda la cabeza desde la barba hasta lo alto del vértice ó coronilla es la octava parte del hombre ... El pie es la sexta parte de la altura del cuerpo; el codo la quarta; el pecho tambien la quarta. Todos los otros miembros tienen tambien su conmesuracón proporcionada ...
Vitrubio, Los diez libros de arquitectura, Libro III, capítulo 1 (Acerca del sentido de las dimensiones)

Hay una clase de polvo, que por su propia naturaleza produce efectos maravillosos. Se le halla en la región de Bayas y en los territorios de los municipios, que están en las cercanías del Vesubio. Este polvo, mezclado con la cal y la piedra machacada, no sólo consolida toda clase de edificaciones, sino que incluso las obras, que se hacen bajo el agua del mar, tienen solidez. La razón de ello parece ser esta: en las entrañas de aquellos montes hay tierras y numerosas fuentes de agua caliente, que no existirían si no tuviesen debajo fortísimos fuegos, alimentados o por azufre o por alumbre o por betún. Este fuego y estas llamas, al penetrar y actuar a través de los meandros y venas de la tierra, la hacen ligera, y el tufo (o la toba), que allí existe, es lúmido y enjuto.
 Y por tanto, cuando estas tres cosas, producidas de la misma manera por la violencia del fuego, llegan a mezclarse al recibir, de repente, por absorción el agua, se condensan y se endurecen por instantes, y se consolidan tan intensamente en el líquido, que no bastan a repararlas o disolverlas ni las olas ni la fuerza del agua.
Vitrubio, Los diez libros dearquitectura (De architectura). 2, 6.
 
Aquí puedes encontrar el Libro I de Vitrubio
 
XXXI. En nada gastó [Nerón] tanto, sin embargo, como en sus construcciones; extendió su casa desde el palacio hasta las Esquilias, llamando al edificio que los unía Casa de Paso; destruida ésta por un incendio, hizo construir otra que se llamó Casa de Oro [Domus Aurea], de cuya extensión y magnificencia bastará decir que en el vestíbulo se veía una estatua colosal de Nerón de ciento veinte pies de altura; que estaba rodeada de pórticos de tres hileras de columnas y de mil pasos de longitud; que en ella había un lago imitando el mar, rodeado de edificios que simulaban una gran ciudad; que se veían asimismo explanadas, campos de trigo, viñedos y bosques poblados de gran número de rebaños y de fieras. El interior era dorado por todas partes y estaba adornado con pedrerías, nácar y perlas. El techo de los comedores estaba formado de tablillas de marfil movibles, por algunas aberturas de los cuales brotaban flores y perfumes. De estas salas, la más hermosa era circular, y giraba noche y día, imitando el movimiento de rotación del mundo; los baños estaban alimentados con las aguas del mar y las de Albula. Terminado el palacio, el día de la dedicación, dijo: Al fin voy a habitar como hombre.
Suetonio, Vida de los doce césares
 
Cuando entre los romanos muere un hombre ilustre, a la hora de llevarse de su casa el cadáver, lo conducen al ágora con gran pompa y lo colocan en el lugar llamado los rostros. Casi siempre lo ponen de pie, a la vista de todos, aunque alguna vez lo colocan reclinado. El pueblo entero se aglomera en torno al difunto y entonces, si a éste le queda algún hijo adulto y residente en Roma, éste o en su defecto algún otro pariente, sube a la tribuna y diserta acerca de las virtudes del que ha muerto, de las gestas que llevó a cabo en vida. El resultado es que con la evocación y el recuerdo de estos hechos, que se ponen a la vista del pueblo, no sólo a la de los que tomaron parte en ellos sino a la de los demás, todo el mundo experimenta una emoción tal que el duelo deja de parecer limitado a la familia y pasa a ser del pueblo entero. Luego se procede al enterramiento, y celebrados los ritos oportunos se coloca una imagen del difunto en el lugar preferente de la casa en una hornacina de madera. La imagen resulta ser una máscara que destaca por su trabajo. En la plástica y el colorido tiene gran semejanza con el difunto. En ocasión de sacrificios públicos se abren las hornacinas y las imágenes se adornan profusamente. Cuando fallece otro miembro ilustre de la familia, estas imágenes son conducidas también en el acto del sepelio, portadas por hombres que con su talla y su aspecto se parecen más al que reproduce la imagen. Estos figurantes lucen vestidos con franjas rojas si el difunto había sido cónsul o general, vestidos rojos si el muerto había sido censor y si había entrado en Roma en triunfo, o al menos lo había merecido, el atuendo es dorado. La conducción se efectúa con carruajes precedidos de fasces, de hachas y de las otras insignias que acostumbran a acompañar a los distintos magistrados de acuerdo con la dignidad que corresponde al cargo que cada uno desempeña en la República. Cuando llegan a los rostros, se sientan todos en fila en sillas de marfil. No es fácil que los que aprecian la gloria y el bien contemplen un espectáculo más hermoso.
Polibio, Historias, VI, 53.
  

“El retrato con las imágenes de los antepasados es la expresión del ius imaginum. Salustio pone en boca de Mario palabras duras contra los patricios romanos que le despreciaban porque no tenía imágenes (de antepasados) y porque su nobleza era reciente. Tener el atrio de su casa repleto de imágenes incensadas era signo de vieja nobleza.”
SÉNECA, Epistolas, 44.5

Frases o chistes del día

Paulo Coelho

Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.