sábado, 31 de marzo de 2012

Esquema del TEMA: Turismo en España

Por si os parece mucho y tenéis poco tiempo, aquí os dejo un esquema-resumen del tema del Turismo en España.



Tema: El turismo en España: El significado del turismo en la economía y la sociedad españolas. Las principales áreas turísticas en España y su tipología. Turismo y medioambiente en España.


Introducción.
España surge como lugar de turismo masivo por la demanda en la Europa de la expansión económica posguerra mundial y la oferta de cercanía geográfica, sol y playa, cierto exotismo, pasaje. Patrimonio cultura, folclore, gastronomía y todo ello combinado con precios asequibles y estabilidad.

Génesis y evolución del turismo en España.

Viajeros y románticos. S XVIII y XIX Viajeros naturalistas y escritores (variedad en la naturaleza, exotismo paisajes, pervivencia andalusí, folclorismo, bandolerismo...)

Inicio del turismo moderno en los 50.
Desde 1959 (plan de estabilización) se considera su gran importancia económica..
1960-73. Gran expansión. Especulación y cemento en zonas litorales turísticas. N° de visitantes mayor que aumento ingresos: bajo poder adquisitivo.
1973-76 (detención por crisis económica).
Desde 1976 aumento continuo del turismo exterior (con frenazos en los momentos de crisis 92, 2008...) e incorporación del turismo interior.
 En el 2007 cerca de los 100 millones de visitantes extranjeros. El 40% entra dentro de la categoría denominada "Excursionista", es decir que no supone pernoctación, y casi 60 millones en la de "turista", es decir que pernocta. En los dos años siguientes bajó sustancialmente las cifra de turistas recibidos (la crisis general).

Importancia económica.

A España llega el 7% del turismo mundial ocupando el 2° lugar mundial por número de turistas y disputa con Francia el segundo y tercer puesto por cantidad de ingresos. Supone el 11% del PIB y es fundamental para el equilibrio de la balanza de pagos. Contabiliza el 12,4% de la población activa.
Supone un importante impulsor de otros sectores económico, sobre todo la construcción. Y junto con esta es causa de lo inestable del sistema económico español, particularmente sensible a los vaivenes de la economía y con un reflejo especialmente rápido y brutal en el empleo.
En las primeras décadas del boom turístico el crecimiento del turismo no se corresponde con igual velocidad en el de los ingresos, a partir de los años ochenta se produce un mayor gasto por turista.
España tiene gran infraestructura turística, más de 10.000 hoteles y hostales con más de 1.100.000 plazas de alojamiento. Además camping, apartamentos y otros. Su distribución es desigual y en muchos casos hay alojamientos que no están declarados.

Su importancia social.
Las elevadas concentraciones en el litoral ha exigido infraestructuras. Se ha desarrollado ciudades y conurbaciones. El dinamismo que han conseguido acentúa más la diferencia interior-litoral. El turismo ha jugado papel en redistribución de las rentas y evolución de la sociedad al conocer otra costumbres, especialmente en un sociedad bastante cerrada como la franquista.

Las principales áreas turísticas en España y su tipología.

Modelo fundamental de sol y playa. La gran mayoría de los turistas que llegan a España son ciudadanos de otros países europeos, principalmente británicos, alemanes, franceses, italianos y nórdicos, que en conjunto suman casi tres cuartas partes del total. Se dirigen, sobre todo, a las costas catalanas, valencianas, andaluzas y de los dos archipiélagos. En ellas existen, incluso, importantes colonias de jubilados de estos países que residen aquí de forma temporal o permanente.

Los tres principales países de origen y las tres principales cc.aa. de destino (Cataluña, Baleares y Canarias) concentran en torno al 60 % de la cifra total de turistas.

En cambio, el millón de estadounidenses que visitaron nuestro país en 2006, junto a otros 700.000 japoneses, apenas representan un 3 % del total y se dirigen, en cambio, hacia las ciudades con mayor patrimonio cultural del país, por lo que están menos concentrados a escala regional.

En los últimos 20 años se ha ido incrementando la incidencia importante de turismo interior , así como la salidas al exterior y la incorporación del turismo español.

Va aumentando el de jubilados españoles y extranjeros (atenúan la estacionalidad).

Zonas de mayor densidad turística costera: Costa brava (Gerona), Costa Dorada (Tarragona), Costa
Alicantina y Murcia hasta Mar Menor. Costa del Sol (Málaga). Islas Baleares y Canarias.

Focos secundarios. Resto del Mediterráneo, Atlántico andaluz, Rías Altas y Rías bajas, Zonas en torno a Gijón, Santander.

Junto al modelo muy mayoritario de turismo de clases medias y obreras europeas que se concentra en grandes hoteles, zonas (como Tarragona, Castellón) donde hay mayor zona de segunda residencia o chalets y algunos enclaves de turismo de Lujo (paradigma Marbella)

La mayor parte del turismo viene en avión. En el caso francés también es relevante el coche. El gran control que ejercen los Tours operadores internacionales (mayoristas de paquetes completo de viaje más hotel). Si bien hoy en día Internet está permitiendo una mayor “libertad” del usuario.

El Turismo realizado por residentes en el propio país, también ha crecido de forma rápida con la elevación del nivel de vida, el aumento del tiempo libre, el adelanto de la edad de jubilación o la mejora del transporte, superando ya los 150 millones de viajes, de ellos un 80 % en coche. Las regiones de destino del turismo nacional no están tan concentradas como en el caso anterior, pues junto al turismo de sol y playa se han desarrollado otras modalidades: turismo de montaña, rural, cultural o de negocios. Los ciudadanos de Madrid y Cataluña realizaron más de un tercio de todos los viajes turísticos dentro de España, mientras Andalucía, Cataluña, Castilla y León y la Comunidad Valenciana son las principales regiones receptoras.

Turismo Cultural y de negocios.
Ha aumentando con rapidez el número de visitantes en ciudades históricas o con una variada oferta cultural y de negocios: Granada, Salamanca o Santiago de Compostela están entre las primeras; Barcelona, Madrid o Bilbao entre las segundas.

Turismo Rural.
La distribución espacial de los diversos tipos de alojamientos rurales muestra como principal característica su dispersión por el territorio, aunque puede destacarse su mayor número en tres tipos de áreas principalmente.

En primer lugar, las áreas de montaña, con paisajes naturales y culturales especialmente valorados, como ocurre en el Pirineo (desde Navarra a Girona), la Cordillera Cantábrica (Asturias, Cantabria) o el Sistema Central (ávila, Segovia). También algunas comarcas del Sistema Ibérico (Soria), la Sierra de Alcaraz (Albacete), etc.

En segundo lugar, las áreas rurales próximas a las grandes aglomeraciones urbanas, de donde proceden la mayoría de sus clientes, sobre todo en fines de semana, puentes y periodos breves de vacaciones. Esta situación resulta visible en las provincias que rodean a ciudades como Barcelona,
Madrid, Bilbao o Sevilla.

En tercer lugar, también son bastante numerosos los alojamientos rurales en algunas provincias con abundante turismo de playa, donde éstos se sitúan en el interior y son una alternativa a la masificación de la costa, tal como ocurre en provincias como Málaga y Girona, o en islas como La
Palma o Tenerife.

El grado de ocupación a lo largo del año es también mayor en esos tres tipos de provincias, pero dentro de cifras bastante bajas (el promedio de ocupación apenas supera el 20 % de los días del año). Eso se debe al crecimiento excesivamente rápido del número de alojamientos en relación a un crecimiento más lento de la demanda, y a que su uso se concentra en periodos vacacionales muy concretos (verano, Semana Santa y puentes). Por eso, en las áreas más dinámicas, han surgido asociaciones para agrupar a estos empresarios turísticos y mejorar así la publicidad de su comarca (webs en Internet, asistencia a ferias…), además de promover nuevas actividades.

El turismo relacionado con el esquí se da sobre todo en el Pirineo, Sierra Nevada y algunos puntos de la cordillera cantábrica.

Problemas medio ambientales y perspectivas de futuro.

Impacto ambiental.
Han supuesto grandes costes ambientales: agresión litoral y a los ecosistemas por falta de planificación y avidez especulativa de particulares y municipios.

Grandes zonas subocupadas, (turismo centrado en temporada de verano a pesar de los factores que la atenúan antes enunciados) tanto las zonas de ocupación extensiva (chalets ) como en la de bloques hoteleros y de apartamentos. El litoral mediterráneo ha quedado hecho en franjas de centenares de kms. con un paisaje de hormigón a pie de playa destrozando interesantes eco sistemas naturales. (Paradigmático el caso del paralizado, pero amenazante, “El Algarrobico” en Carboneras, Almería.

Despilfarro de agua (piscinas, campo de Golf).

El turismo implica movilidad y hoy por hoy los dos grande medios de transporte turístico (Coche individual y avión) son grandes productores de gases contaminantes.

Problemas y perspectiva de futuro.

La masificación (ejemplos absolutos Benidorm y Torremolinos) y concentración litoral empiezan a agotar el modelo. La estacionalidad origina toda una serie de problemas de infrautilización y difícil mantenimiento de infraestructuras.

Desde la oferta hace falta renovación de infraestructuras y mantener calidad-precio, así como una menor dependencia de los Tour operadores internacionales que son quienes controlan el turismo y que sacan los mayores beneficios. Para competir con otros ofertas de sol-playa (Norte de África y Balcanes) no se puede seguir confiando en la inestabilidad de esas zonas y hay que apostar por la calidad complementado la oferta de ocio. El turismo cultural, rural y de la naturaleza ofrece buenas perspectivas dada la riqueza del patrimonio natural y artístico.

Conceptos selectividad: Infraestructura Turística. Residencia secundaria, Turismo cultural, Turismo rural.

Página de interés.
http://www.minetur.gob.es/es-ES/IndicadoresyEstadisticas/Turismo/Paginas/Index.aspx

TEMA: Turismo en España

Aquí os dejo el Tema del turismo en España, del que el próximo martes haremos algunas prácticas. (La clase de la semana que viene se adelanta al martes, pues jueves santo es festivo; por cierto la semana siguiente, fiestas de primavera, finalmente no puedo dar la clase el jueves, así que pensar que día os viene mejor: lunes, miércoles o viernes para comunicarlo a la Academia).


EL TURISMO EN ESPAÑA.
EL SIGNIFICADO DEL TURISMO EN LA ECONOMÍA Y LA SOCIEDAD ESPAÑOLAS.

España es una de las principales potencias turísticas del mundo, tanto por el número de visitantes que recibe como por los ingresos que reporta esta actividad.
La consolidación de España como destino turístico data de los años 1960, aunque  cuenta con unos antecedentes dignos de mención en los viajeros ilustrados y los románticos que nos visitaron.
Desde el siglo XVIII, pero especialmente a lo largo del siglo XIX, son numerosos los viajeros que recorren España, entre ellos naturalistas y escritores. Unos y otros quedaron impresionados por la diversidad que ofrece la naturaleza de España, por el exotismo de unos paisajes que le recuerdan a África, por la pervivencia de las herencias árabe y oriental, por las ciudades y los monumentos, por los tipos y las costumbres populares, por el bandolerismo, por las corridas de toros, etc.
La difusión de sus conocimientos y de sus experiencias en escritos y guías de viaje contribuyó a forjar una imagen de España plagada de escenas tópicas, pero que ha alimentado la curiosidad y el interés de los extranjeros por España y la percepción de ésta como destino turístico singular. A la gestación definitiva de España como potencia turística han contribuido causas externas e internas.
Entre las causas externas habría que citar la evolución de la sociedad europea tras la Segunda Guerra Mundial. Concluida la reconstrucción posbélica, Europa alcanzó en estado de bonanza económica y de bienestar social sustentado en un alto nivel de vida, amplia cobertura social, reducción de la jornada laboral, vacaciones remuneradas, etc.
Pronto crecieron las demandas de ocio, entre las que ocupó un lugar preferente el turismo, que ahora podía disfrutarse masivamente gracias a la generalización del automóvil y a la popularización de los viajes en avión.
Como factores propios o internos de España hemos de destacar su situación geográfica, su conocimiento y valoración por parte de las sociedades extranjeras y las excelentes condiciones de su oferta turística: amplio litoral, climatología favorable variedad paisajística, rico patrimonio cultural, etc., y todo ello a buenos precios, como correspondía a un país con cierto atraso respecto a los países de procedencia de los turistas.

Evolución del turismo en España
Los inicios del turismo moderno se sitúan en los años 50 del siglo XX. Puede señalarse 1959 como año de despegue, coincidiendo con un significativo momento en la planificación económica de España, que entendió el turismo como un importante factor de desarrollo.
En 1960 el número de visitantes superó los 6 millones, abriéndose en este momento una etapa de crecimiento continuo que duró hasta 1973. En este período se pusieron las bases del modelo turístico español de masas, el cual requirió la construcción de apartamentos y hoteles, y que dio lugar a la precipitada urbanización de los litorales, muchas veces regida por la especulación y carente de planificación.
El ritmo expansivo quedó interrumpido en 1973, año de una recesión, motivada por el incremento de los precios del petróleo, la crisis económica, el ocaso del franquismo y los balbuceos de la transición democrática.
A partir de 1976 se inició una nueva fase de crecimiento sostenido, que duró hasta 1989, y cuya principal característica –junto al aumento de turistas extranjeros- fue la incorporación de los españoles al turismo de playa.
Tras una nueva recesión a comienzos de los años 1990, se ha abierto una nueva fase en la que se han superado los 70 millones de visitantes, cifra que incluye a los viajeros en tránsito y a los turistas propiamente dichos, que ascienden a más de 45 millones.
Si comparamos el gráfico sobre la evolución de los turistas y de los ingresos aportados desde 1960, distinguimos tres períodos:
a) Hasta comienzos de los años 70, aumenta más rápidamente el número de turistas que de ingresos, lo que quiere decir que se trataba de un turismo con bajo poder adquisitivo.
b) Desde los inicios de los 70 hasta mediados de los 80, turistas e ingresos crecen paralelamente prueba del buen adquisitivo.
c) Desde 1985, los ingresos crecen a un ritmo muy superior al de visitantes, lo que evidencia el encarecimiento del turismo español desde nuestro ingreso en la Unión Europea.
A pesar de ello, el turismo español aporta al país menos ingresos que otras potencias turísticas de rango similar, como demuestra el hecho de que España, aunque ocupe el segundo lugar mundial por número de turistas, se sitúa en cuarto lugar por la cantidad de ingresos.
LAS PRINCIPALES ÁREAS TURÍSTICAS EN ESPAÑA Y SU TIPOLOGÍA.
El turismo en España presenta estas áreas turísticas:
La Administración española distingue entre zonas turísticas y puntos turísticos, diferenciados entre sí en función de la amplitud del espacio geográfico que ocupan.
Ä Las zonas turísticas. Presentan una densidad turística más o menos homogénea. En ellos, la concentración de la oferta turística es tan amplia que sobrepasa los límites de un núcleo de población o de un término municipal, caso de la costa de Alicante, la Costa Brava, la Costa Cálida, la Costa del Sol, la Costa Valenciana, Palma-Calvià, y el sur de las islas de Gran Canaria y de Tenerife.
Ä  Los puntos turísticos son focos aislados, y están ligados a atractivos turísticos concretos. Unos se sitúan en la costa, como Barcelona, Puerto de la Cruz, Santander, Lloret de Mar o Marbella; y otros se localizan en el interior peninsular o insular y suelen corresponderse con ciudades históricas (Madrid, Sevilla, Zaragoza, ciudades del Camino de Santiago), estaciones invernales (Sierra Nevada, Jaca, etc.) o áreas de montaña ligadas al turismo verde (Potes, en los Picos de Europa).
Las áreas turísticas pueden ser, además:
Ä  Áreas especialmente turísticas, si mantienen un turismo estable a lo largo de todo el año, caso de Baleares, Canarias y Andalucía; o
Ä  Áreas turísticas de temporada, cuando la estacionalidad del turismo es acusada y supera a la media del territorio nacional, caso de la Costa Brava (Gerona), la Costa Dorada (Barcelona y Tarragona), la Costa del Azahar (Castellón y Valencia) y la Costa Blanca (Alicante).
En cuanto a las zonas turísticas encontramos:
²  Las zonas turísticas de alta densidad: litoral mediterráneo(peninsular y balear) y Canarias. Modelo turístico de sol y playa. Incluyen la Costa Brava, desde Lloret de Mar hasta Palamós; la Costa Dorada, desde Torredembarra hasta Cambrils; la Bahía de Palma; la Costa Blanca, desde Alicante hasta Benidorm; la Costa del Sol, desde Málaga hasta Estepona; y el sur de Gran Canaria, desde Tenerife hasta Maspalomas.

Otras zonas turísticas de alta densidad son Madrid y determinados enclaves de la cornisa cantábrica (Santander) y de la costa atlántica gallega (Rías Altas y Rías Bajas).
Ä  El litoral mediterráneo: las condiciones atmosféricas del Mediterráneo y sus playas son las causas que explican que en él se localicen algunas de las principales zonas turísticas españolas y una buena parte de los centros turísticos costeros: Costa Brava y Lloret de Mar; Costa Dorada y Salou; Costa Blanca y Benidorm; Costa del Sol y Málaga, Marbella y Torremolinos; etc. T
Ä  Canarias. Su clima siempre cálido, le ha permitido un aumento espectacular del turismo en las últimas décadas. Los flujos turísticos se concentran en Gran Canaria y Tenerife; las infraestructuras hoteleras son especialmente numerosas en Las Palmas y en el Puerto de la Cruz.
Ä  Madrid. Su turismo es de tipo itinerante, pues basa su oferta turística en el turismo monumental, cultural y de negocios. Alrededor de la capital hay una corona de ciudades turísticas entre las que destacan Alcalá de Henares y Aranjuez.
Ä  La cornisa cantábrica. En el siglo XIX Santander y San Sebastián fueron los destinos preferidos de la aristocracia española. En la actualidad, aglutina únicamente una pequeña parte de los alojamientos turísticos, concentrados especialmente en Santander, Gijón y otros municipios más pequeños como Laredo y Castro Urdiales.
Ä  La costa atlántica gallega. Las Rías Altas y Bajas tienen un turismo litoral basado en sus pintorescas costas y en la existencia de ciudades importantes, como A Coruña, Vigo y, ya en el interior, Santiago de Compostela.
Desde el litoral, el turismo se ha difundido en ocasiones hacia espacios interiores más o menos próximos, que se han convertido así en zonas turísticas de media y baja densidad. En algunas de ellas se han desarrollado otras modalidades turísticas diferentes a la de sol y playa.ticas

En el resto de las regiones españolas la actividad turística es poco o nada importante. El turismo se reduce a visitas puntuales a ciudades históricas destacadas por sus monumentos, tradición histórica o patrimonio cultural. Estas ciudades constituyen, por tanto, puntos turísticos aislados. Es el caso de León, Burgos, Valladolid, Segovia y Salamanca, en Castilla y León; de Zaragoza, en Aragón; de Toledo, en Castilla- La Mancha; y de Cáceres, Mérida y Trujillo, en Extremadura.
La distribución espacial del turismo se explica por factores económicos y territoriales.
Entre ellos, destacan los siguientes
Ä  La accesibilidad y las vías de comunicación. El factor favorece el desarrollo de unas zonas, como Cataluña, mientras otras que están mal comunicadas ( cabo Gata-Níjar) pueden presentar un escaso crecimiento.
Ä  La cercanía a una gran ciudad. Es el caso de Barcelona, Alicante o Málaga, que han actuado en sus respectivas áreas como motor para la multiplicación de las segundas residencias o han impulsado el crecimiento de núcleos cercanos, como Lloret de Mar, Benidorm, Torremolinos o Benalmádena.
Ä  La acción de los promotores inmobiliarios. Explica el crecimiento de núcleos turísticos concretos, generalmente de la costa mediterránea, como Benidorm, Salou o Torremolinos.
Ä  La imagen social de las ciudades. Muchas ciudades de rica tradición histórica o patrimonio cultural o natural se convierten en paso obligado de cualquier programa turístico. Es el caso de Granada, Córdoba y Sevilla, en Andalucía; Santiago de Compostela, en Galicia; Toledo, en Castilla-La Mancha, y Cáceres, Mérida y Trujillo, en Extremadura.
Ä  Otros factores: influencia de las grandes agencias de viajes o touroperadores, que han promocionado determinadas zonas (Ibiza, Islas Baleares, Canarias) en detrimento de otras; el cambio de mentalidad respecto a la naturaleza, que ha provocado el nacimiento de nuevas formas de turismo (rural, ecológico, de aventura, enológico), el modelo de asentamiento humano, que contrapone los alojamientos integrados en grandes núcleos de población (Torremolinos, El Arenal de Palma, Salou) a las pequeñas urbanizaciones distribuidas en el espacio (calas gerundenses, mallorquinas y menorquinas).
El modelo turístico que se ha consolidado en España tiene como principales caracteres la procedencia internacional de los visitantes, su condición de turismo de masas y la demanda concreta de sol y playa.

Los países emisores de turistas a España son, principalmente los integrantes de la Unión Europea. Destaca Alemania y Reino Unido, de donde procede casi la mitad de los turistas que nos visitan anualmente, y les siguen Francia, Benelux, Italia y los países escandinavos.
También es importante la corriente turística procedente de Estados Unidos y de Japón, y comienzan a emerger algunos países del Este (Rusia, Polonia, República Checa).
En general se trata de un turismo cuyo calendario de vacaciones está condicionado por la temporada de playa y por las fechas de las vacaciones escolares y laborales, que coinciden con el verano, de ahí la acusadísima estacionalidad del turismo, que se manifiesta en la saturación de los sectores de transporte y hostelería en los meses de julio y agosto. Poco a poco, el turismo nacional se ha ido incorporando a este modelo, de manera que muchas playas registran una concurrencia equilibrada entre extranjeros y españoles.
Asimismo, va aumentando el turismo de jubilados, nacionales y extranjeros, que alternan su estancia en la costa con su residencia habitual. Aprovechan su disponibilidad de tiempo para adaptarse a las mejores ofertas y contribuyen a la ocupación hotelera en temporada baja, tan beneficiosa para la actividad del sector y para la estabilidad del empleo.
Estas circunstancias, unidas a la tendencia cada vez más manifiesta de repartir el tiempo de vacaciones en distintos períodos (primavera, verano, Navidad) y elegir diferentes modalidades de turismo, ha contribuido a fijar nuevos destinos turísticos y atenuar la estacionalidad de la demanda, que, sin embargo, todavía sigue siendo muy acusada.
De acuerdo con los caracteres de esta demanda, España dispone de una extraordinaria infraestructura turística, que es su principal apuesta frente a posibles competidores. Ésta se materializa en la existencia de más de 10.000 hoteles y hostales, que ofrecen más de 1.100.00 plazas otros establecimientos. Su distribución geográfica por comunidades autónomas es desigual, existiendo una especial concentración en los espacios insulares y litorales.
El turismo en España tiene un significado extraordinario, siendo, a su vez, uno de los principales factores de la terciarización experimentada por la economía y por la sociedad española.
Su primer significado es de naturaleza económica, pues, hoy, el turismo supone, aproximadamente, el 11% del PIB y genera unos ingresos brutos de 24.000 millones de euros, lo que permite compensar el déficit de la balanza comercial. Su importancia económica no se ciñe al momento presente, sino que el turismo ha estado muy ligado al desarrollo económico de los años 1960, pues las aportaciones de divisas por parte de turistas y emigrantes permitieron financiar las importaciones.
Las elevadas cifras de turistas y la concentración de la demanda en los litorales han exigido la dotación de infraestructuras, que culminaron en la urbanización de amplios espacios costeros, donde se han desarrollado multitud de ciudades y conurbaciones.
El desarrollo urbano y la actividad económica procedente del turismo han dotado a los espacios turísticos de un extraordinario dinamismo, que los ha convertido en un lugar de atracción demográfica y económica, razón por la cual se ha acentuado la contraposición interior-litoral.
El fenómeno turístico, asimismo, ha contribuido a la redistribución de rentas y ha desempeñado un papel muy importante en la evolución de la sociedad española. El turismo fue elemento de intercambio cultural, de acercamiento a otros pueblos y mentalidades, de conocimiento de otras sociedades y una ventana abierta al mundo que favoreció nuestra incorporación a las sociedades occidentales; pero también ha tenido grandes costes ambientales, que se manifiestan en la agresión a los litorales y a los ecosistemas, en la falta de planificación y en la avidez especulativa de personas empresas y municipios.
Problemas y perspectivas de futuro
El turismo español empieza a acusar los problemas derivados de un modelo caduco, en el que van dejando huella los efectos de la masificación, de la estacionalidad, de la concentración en el litoral, etc.
Desde el punto de vista de la oferta, empieza hacer necesaria la renovación de las instalaciones, la dotación de infraestructuras y de servicios adaptados a las nuevas demandas, la puesta en práctica de políticas que lleven a la ordenación del sector, además de otro conjunto de medidas encaminadas a mantener la relación calidad-precio de los servicios prestados, procurando la independencia de los grandes tour operadores extranjeros que controlan nuestro turismo y se lucran con él.
Se hace inevitable una apuesta por la calidad, que contrarreste la oferta de otros países de nuestro entorno mediterráneo, algunos de los cuales (países de los norte de África, antigua Yugoslavia, por ejemplo) nos han llegado a emerger como potencias turísticas por razones ajenas al sector.
Asimismo, se impone ampliar la oferta turística, tanto en lo que se refiere a actividades como espacios, para atenuar la concentración estival, captar nuevos turistas y mercados, así como dotar a nuestro turismo de una dimensión cultural acorde con nuestro rico patrimonio.
Entre la multitud de ofertas posibles, una buena opción es la del turismo rural y de naturaleza, para la cual España cuenta con una red de espacios protegidos que es un componente extraordinario de paisajes y de biodiversidad. Su utilización como recurso turístico es compatible con la conservación de la naturaleza y fundamento del desarrollo endógeno de las zonas más desfavorecidas del interior.
TURISMO Y MEDIO AMBIENTE EN ESPAÑA.
En cuanto a la relación entre turismo y medioambiente, diremos que no es posible concebir una actividad como el turismo que no considere los objetivos económicos, sin embargo se han olvidado los objetivos sociales y ecológicos.
Ä  El turismo ha ordenado el territorio de manera distinta en zonas turísticas que en otras que no lo son. Se encuentra una alta densidad de edificación, con la consiguiente especulación del suelo, y un cambio en el paisaje tradicional con construcciones de grandes bloques y residencias para extranjeros y los españoles en construcciones extensivas de baja densidad (chalés). Las infraestructuras de turismo impactan en el paisaje, ejemplo son las “colmenas de apartamentos” de algunas ciudades costeras.
Ä  Un aumento de la accesibilidad, gracias a la mejora de las redes de transporte.
Ä  Una modificación notable del entorno, instalando “espacios verdes”, parques de atracciones, parques acuáticos, campos de golf,…..

En los puntos turísticos la actividad ha originado también cambios importantes.
Ä  El reordenamiento de los centros históricos: peatonalización de las zonas históricas, multiplicación de los servicios al turista (tiendas de recuerdos y artesanía, restaurantes), construcción de hoteles, etc.
Ä  La mejora de la accesibilidad y de las vías de comunicación.
Ä  La urbanización de las periferias: segundas residencias o de establecimientos hoteleros para satisfacer a una demanda de corta duración, pero de alta frecuencia.

En cuanto a los impactos ambientales podemos hablar de:
La urbanización incontrolada de espacios naturales: destrucción de bosques y de ecosistemas y desaparición de la fauna y l especies vegetales autóctonas.
No siempre se ha respetado la ley de costas que obliga a dejar una distancia entre el mar y la construcción que se va a realizar, ya que todas las playas son públicas.
La costa española es muestra de un desarrollo turístico que sólo ha tenido en cuenta el objetivo económico. Las consecuencias negativas están apareciendo y pueden hacer peligrar los beneficios: la contaminación del mar puede incidir en un menor número de visitantes.
La alteración del litoral, que amenazan el buen el funcionamiento de los ecosistemas marino-costeros.
El aumento de la contaminación acústica, provocada por el incremento del tráfico rodado y de las obras, por aumento de lugares de ocio y diversión situados al aire libre.
La generación de residuos, que se ha visto reforzada por la urbanización masiva y la falta de infraestructuras adecuadas, y ha provocado que en algunas zonas hayan proliferado los vertederos
Se ha tratado de implantar soluciones como la implantación de la ecotasa que grave la actividad turística. En España tenemos el ejemplo de Islas Baleares que consiste en cobrar una cantidad a cada turista o empresa turística, para invertir ese dinero en la conservación del medio ambiente .Los detractores piensan que la ecotasa puede reducir el número de turistas y los que la apoyan afirman el efecto beneficioso porque selecciona el tipo de clientes a la vez que asegura la explotación turística a largo plazo.
Algunas infraestructuras relacionadas con la montaña y la nieve crean impactos y levantan polémicas, como los telesféricos, o los cañones de nieve artificial que proliferan en numerosas estaciones de esquí.

jueves, 29 de marzo de 2012

Prueba para repasar

Aquí os dejo una serie de imágenes de geografía (planos urbanos y cliseries), mapas históricos de la Historia de España Medieva (evolución y fases de la Reconquista) y de arte (escultura y pintura renacentista y barroca) para que practiquéis.
Si los resolvéis y queréis enviar el comentario, os los corrijo. Un saludo.

domingo, 25 de marzo de 2012

Aplicación del método Iconográfico de Panofsky a San Clemente de Tahull.


Introducción: el método iconográfico de Panofsky
Según Panofsky el estudio de una obra seguiría tres pasos:
Análisis preiconográfico: Se analiza la obra dentro del campo estilístico ubicándola en el periodo artístico que el tratamiento de  sus formas  indiquen.
 Análisis iconográfico: Analiza los elementos que acompañan a la obra, sus diferentes atributos o características, siguiendo los preceptos que este método impone.
Análisis iconológico: Analiza la obra en su contexto cultural intentando comprender su significado  en el tiempo en que se ejecutó.


Nivel: 1.  Análisis preiconográfico. Contexto e interpretación primaria o natural de lo que se ve.

a) TIPO DE OBRA: Pintura.

b) TÍTULO: Pantocrátor y otra figuras del Nuevo Testamento.

c) AUTOR: Desconocido.

d) FECHA: 1123.

e) LOCALIZACIÓN: Iglesia de San Clemente. Tahull, Valle de Bohí, (Lérida, España). Las pinturas originales fueron trasladadas en 1913 al actual Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona, conservándose en su localización inicial una copia de las mismas.

f) ESTILO: Pintura románica.

Análisis técnico:
* FORMA: Obra pictórica realizada sobre una bóveda de cuarto de esfera en el ábside de la iglesia de San Clemente, con un diámetro de 4 ms.

* MÉTODO: Pintura realizada al fresco, sobre muro.

La pintura románica es consecuencia de la pintura y miniatura carolingia y mozarabe y deudora de códices y de la influencia que llegaba de Oriente. Igual que la escultura presenta unos rasgos comunes con alguna distinción geográfica. También se adapta al marco y decoraba en su totalidad el templo, aunque se ha destruido gran parte. Las figuras se representan frontalmente dibujadas con gruesos trazos sobre fondos monocromos o sobre franjas de diferentes tonos. Su modelado es convencional, líneas paralelas y se aplican manchas redondas en tono rojizo en frente, mejillas y barba.

Se emplean colores vivos y planos, de gran contraste. El antinatural ismo se plasma en l pintura por la ausencia del paisaje, mera presencia esquemática, por medio de una rama o edificio de poco realismo.

En el caso de San Clemente de Tahull vemos que se trata de una pintura mural al fresco que decora la bóveda de cuarto de esfera de un ábside cristiano. Cristo en Majestad, encerrado en una mandorla, aparece sentado. Su nimbo y su cabeza rebasan el borde superior de la mandorla. Viste túnica y manto que le cubre los hombros; la mano derecha levantada vuelve su palma hacia nosotros. Los dedos índice, anular y pulgar los tiene derechos; el corazón y el meñique se doblan (convencionalismo para indicar bendición). En la mano izquierda sostiene, apoyándolo en su rodilla, un libro abierto en el que leemos: Ego sum lux mundi. Aun lado y otro de su cabeza aparecen el Alfa y la Omega. Todo el muro de la bóveda aparece ordenado en tres registros de colores: azul, amarillo y negro, de abajo arriba. Sobre la banda azul, cuatro ruedas, dos a cada lado de Cristo encierran un león y un toro; y en las más cercanas a Cristo, dos ángeles que cogen del rabo y de una pata, respectivamente, al león y al toro. En los registros superiores se recortan dos ángeles, el de la derecha lleva un libro, el de la izquierda un águila. Una banda con los nombres de la Virgen y de los Apóstoles separa esta parte de la cuenca del hemiciclo en el que, cobijadas bajo arcos y separados por la ventana del ábside, vemos las figuras (de izquierda a derecha) de Tomás, Bartolomé, María, Juan, Santiago y los restos de otra figura que, por las letras visibles en la parte superior, podría ser Felipe.
Su factura es de pincelada acabada y pastosa, con líneas bien definidas en trazos negros que delimitan contornos (pintura dibujada). El color cubre los espacios entre líneas con tonalidades cálidas. Son colores planos, sin modelado y con alto contenido simbólico. No hay estudio de luz, la cual es de procedencia ambiental y no produce contrastes. No hay interés por el espacio tridimensional, ni perspectiva ni contexto espacial pero sí tiene un contenido iconográfico que divide la escena por zonas de mayor o menor importancia. La composición es clara y sencilla, muy jerárquica. Establece un eje de simetría a través del centro de Cristo y de su mandorla y pasa por la ventana inferior. Hay los mismos personajes a un lado y otro. El espacio principal se reserva para el Pantócrator, luego el tetramorfos y luego, más abajo para la Virgen y los Santos.
            Las formas de expresión son antinaturalistas, con poses muy estudiadas y expresiones serias, sin individualidad ni humanidad, anatomías y rasgos parecidos, ropajes y actitudes muy estilizados. La imagen vale por lo que significa.

Nivel 2: Análisis iconográfico:   à significado convencional 
Analiza los elementos que acompañan a la obra, sus diferentes atributos o   características, siguiendo los preceptos que este método impone.

El Tetramorfos, iconográficamente, es un tema muy repetido. Basado en el texto del Apocalipsis de San Juan (1). La visión de estos cuatro seres tiene sus antecedentes en el Antiguo Testamento, concretamente en las visiones de Ezequiel (2) y de Daniel (3).

Las representaciones de estos seres no presentan ninguna novedad, tienen sus orígenes en el arte del Asia Occidental, e incluso muchos autores no vacilan en identificar a los cortejos de animales que aparecen en las grutas prehistóricas como un origen de los animales bíblicos.
El Tetramorfos responde al principio de "Cuaternidad" unido a la idea de un orden en el espacio; así, en el Tetramorfos cristiano vemos una perfecta correspondencia entre los símbolos de los Evangelistas.

Antecedenes
La representación cosmológica del mundo la encontramos en la cultura megalítica, donde es conocida la lucha sostenida por las deidades para mantener el orden creado y evitar el caos, para ello colocaron al león en la montaña celeste y pusieron cuatro arqueros en los puntos cardinales, para defender el orden cósmico. Los cuatro arqueros se han identificado con los cuatro elementos.
También lo hallamos en un texto chino denominado Ta-Tai-Li, el filósofo Tsên-Tse, distingue ya cuatro animales al servicio del santo: "Dos de estos animales con cabeza y plumas proceden del elemento Yin (femenino-pasivo) y llevan piel, coraza o escamas. Los animales reflejan claramente los cuatro elementos: pelo-fuego, escamas-agua, piel-tierra y alas-aire."
Se puede establecer una correspondencia entre las imágenes anteriormente citadas del león y del santo, con la figura de Cristo dentro de la iconografía cristiana. En ellos se ha identificado el centro que ocupan estas figuras con la quintaesencia o forma espiritual. A su vez, los arqueros y los cuatro animales de la simbología china serían los antecedentes de los cuatro seres del Tetramorfos.
Esta idea la podemos poner en relación con el grupo cuadriforme de animales del arte sumerio que se compone de león, águila y pavo real sobre el dorso de un buey. De igual manera encontramos en el Libro de los Muertos, del mundo egipcio un grupo de tres seres con cabezas de animales y otro con cabeza humana, orejuda, que se asemeja a algunas pinturas románicas. Esto está en relación con la visión de Ezequiel, en la que se enumera al león, al águila, al toro y al hombre, e incluso nos hace pensar que el profeta conociese la tradición oriental y en particular las representaciones egipcias de dicho texto.
Los káribu asirios, dispuestos en las entradas de los palacios, poseían cabeza de hombre, cuerpo de león, patas de toro y alas de águila (4) y los animales persas son los que dan a Ezequiel la idea de los cuatro animales.
En el arte sumerio nos encontramos numerosas representaciones en cilindros sellos y plaquetas de toros androcéfalos y toro más humanoide que reflejan la leyenda milenaria de Gilgamesh y su amigo Enkidú, animal salvaje que vivía con los toros.
Gilgamesh era hijo de la diosa Vache y de un sacerdote que se unió a ella (5). Es un hombre-toro, prototipo del minotauro, aparece siempre con barba y abundante cabellera, tiene por compañero Enkidú, animal salvaje, representado con cuernos en la cabeza para caracterizarle como un personaje semidivino.
Ambos se representan en los cilindros sellos derribando fieras y cazando animales salvajes. El gusto por este tema se extiende desde la poesía épica babilónica hasta la época asiria. Va a ser un personaje internacional e incluso es adoptado como héroe nacional durante dos mil años. Este personaje monopoliza casi de una manera exclusiva el arte babilónico.
Tal vez su éxito estriba en que Gilgamesh fue un primer conquistador semítico que se aventuraba sólo hasta el confín del mundo y que trataba de igual manera a los dioses. Convirtiéndose en un Hércules, cuyo fin consistía en descuartizar toros y leones. A veces esta figura se abraza con Enkidú, su amigo, de cuerpo de toro y cabeza humana, más fuerte que Gilgamesh, pero aún sujeto a la muerte (6). Como ejemplo, en el Arpa de Ur y en varios cilindros mesopotámicos de la época neosumeria (7).
Dentro del arte egipcio hallamos representaciones de personajes mitad hombre y animal, como los hijos de Horus (8), que aparecían en los vasos funerarios, cuyo cuerpo estaba formado por el vaso y las cabezas de animales: león, halcón, perro y toro. Como los encontrados en el templo-palacio de Ramsés III, en Medinet Abú y en las tumbas de Deir el-medineh (9).
Al igual que en Mesopotamia y en Egipto, también la tradición judía nos ofrece cuatro animales relacionados con el símbolo real: buey (rey de los ganados), león (rey de las selvas y de las fieras), águila (rey de las aves) y el hombre (rey de la Creación).
La iconografía del Tetramorfos en el arte cristiano está claramente inspirada en la fuente literaria de los textos bíblicos. En los que, como anteriormente hemos citado, se relata la aparición en torno a Cristo de cuatro seres relacionados con el hombre, el toro, el león y el águila; que sostienen y mueven el trono de dios, su número guarda relación con las cuatro partes del Universo y sus ojos indican la parte que tienen en el gobierno del mismo o de la Iglesia, esparcida por todo él, son los cuatro reyes del mundo animal.
Estos animales en su representación artística obedecen a una ordenación espacial dada por el profeta Ezequiel (10), que es la siguiente: En los dos espacios superiores, a la derecha el hombre y a la izquierda el águila; en los inferiores, a la derecha el león y a la izquierda el toro.
Esta ordenación está en relación a los principios del simbolismo espacial, en que lo superior aparece siempre como sublimación de lo inferior y lo que se halla a la derecha como una expresión de lo consciente, mientras lo que se encuentra a la izquierda concierne a lo inconsciente; así, tenemos al hombre alado como una sublimación del león y al águila como una sublimación del toro. Siguiendo las doctrinas esotéricas, estos seres significan lo siguiente: águila: aire, inteligencia, acción; león: fuego, fuerza, movimiento; toro: tierra, trabajo, resistencia, sacrificio.
En los cuatro animales ven los Padres de la Iglesia a los cuatro Evangelistas.
A San Mateo se le atribuye el hombre, porque su Evangelio comienza por la geneología de Jesucristo. El cristiano debe elevarse, ser un hombre porque el hombre es el único animal racional, sólo él se guía por las voces de la razón, por eso merece ser llamado hombre.
San Lucas está identificado con el toro o buey porque su Evangelio comienza con el sacrificio ofrecido por Zacarías; el cristiano debe imitar al buey, pues renunciando a los placeres se inmola a sí mismo.
San Marcos está relacionado con el león, ya que desde las primeras líneas de su Evangelio, nos habla " de la voz que clama en el desierto"; el cristiano debe ser un león porque el león es un animal valeroso y es como el justo que ha renunciado a todo y no teme nada en este mundo: "El justo estará cerrado y sin temor como un león" (11).
A San Juan se le identifica con el águila porque el principio de su texto nos coloca frente a la divinidad del Verbo. El cristiano debe ser un águila, pues el águila vuela en las alturas y mira al sol sin bajar las pupilas (12), al igual que el cristiano debe mirar de cara a las cosas eternas.
Para San Jerónimo (13), estos mismos animales se relacionan con los cuatro momentos más importantes de la vida de Jesucristo, que corresponden con los cuatro grandes misterios.
El hombre, símbolo de la Encarnación de Jesucristo
que nos hace saber que Jesús se hizo hombre.
El buey o toro, víctima de la Antigua Ley, hace relación a la Pasión, pues el Redentor sacrificó su vida por la humanidad.
El león, símbolo de la Resurrección, esto nos remite a los bestiarios, según los cuales: "Cuando duerme, sus ojos velan y permanecen abiertos" (14); para el Leccionario del Arsenal, el león simboliza claramente la figura de Jesucristo en la tumba: "El Redentor parece dormido en la muerte, como quiere la humanidad, pero en virtud de divinidad permanece inmortal y vigila" (15).
Hay una peculiaridad del león que es imagen de la resurrección de Cristo, y que cuenta el bestiario: "Cuando la leona da a luz a sus cachorros, los alumbra muertos y los cuida durante tres días hasta que al tercero llega el padre, exhala su aliento sobre la faz del cachorro y lo resucita. Así, el Omnipotente Padre Universal, al tercer día, resucitó de entre los muertos al Primogénito de toda criatura" (16).
El águila se relaciona con la Ascensión de Cristo; Jesús se elevó al cielo como el águila se remonta hasta las nubes: "La Ascensión está expresada en el vuelo del ave que se dirige al sol sin pestañear, tal como Jesucristo resucitado" (17).
En resumen, siguiendo lo anteriormente mencionado, se puede afirmar que Jesús fue hombre al nacer, buey al morir, león al resucitar y águila al ascender al cielo.
En el siglo XI, Raoul Glaber (18) establece otra correspondencia de los Evangelistas con las virtudes cardinales, con los elementos de los sentidos del hombre, con los ríos del Paraíso y con las épocas bíblicas de la historia del mundo.
A Juan, que habla de la palabra, le hace corresponder con el éter, porque la vista y el oído que sirven a la inteligencia y a la razón remontándose al éter superior que es el más sutil de los elementos. Así, establece una correspondencia con el Fisón, río del Paraíso cuyo nombre significa "abertura de la boca", de la misma manera establece una relación entre el primer período de la Biblia y la primera virtud cardinal "desde el origen del mundo a la venganza del Diluvio la prudencia fue reino.".
El Evangelio de San Marcos da una imagen de la templanza y el agua que hace ver la penitencia purificadora que fluye del Bautismo de Juan. Se relaciona con el sentido del gusto por el agua, la templanza y con el río Geón.
El Evangelio de San Mateo se identifica con la tierra y la justicia, muestra de una manera más clara que los anteriores la sustancia de la carne de Cristo hecho hombre, se corresponde con el río Eufrates, cuyo nombre quiere decir "abundancia", designa la justicia que sosiega y reconforta al espíritu que lo desea ardientemente.
Y por último, en el Evangelio de San Lucas, hay una similitud con el aire, con la virtud de la fortaleza y con el sentido del olfato, así se identifica con el río Tigris, último río del Paraíso, que era habitado en sus riberas por los asirios que son los diligentes, a su vez corresponde con Moisés y los profetas, que siguen las prescripciones de la Ley de Dios y que están consagrados con la virtud de la fortaleza.
En la pintura románica castellano-leonesa (19), los cuatro seres (ángel, águila, león y toro) van a ser tomados como símbolos de los Evangelistas.
Anteriormente nos habíamos encontrado con las representaciones de estos animales, desligados de todo significado cristiano. Ahora nos hallamos acompañando y enmarcando la figura de Cristo en Majestad, creando una tipología que va a extenderse desde el siglo IV hasta casi el Renacimiento.

Análisis iconológico: à Interpretación del significado.  
Analiza la obra en su contexto cultural intentando comprender su significado  en el tiempo en que se ejecutó.

La Iglesia de San Clemente de Tahull, junto con la de Santa María, constituye uno de los conjuntos pictóricos mejor conservador de la pintura románica en la Península. En 1934 son trasladados al Palacio de Montjuich, actual Museo de Arte de Cataluña.
Descrito el mural vamos a intentar comprender su significado. Su fuente iconográfica la tenemos en el Apocalipsis de San Juan: «Vi un trono en medio del cielo y sobre el trono uno sentado[...]. En medio del trono y en torno al trono, cuatro seres llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser es como un león; el segundo ser, como un novillo; el tercer ser tiene un rostro como de hombre; el cuarto ser es como un águila en vuelo.[...]. Vi también en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por el anverso y el reverso, sellado con siete sellos» (Jn. 4, 2-7). Antes, en el capítulo 1 del mismo libro. San Juan pone en boca de Cristo esta frase: «Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios. Cristo se proclama el principio (alfa) y el fin (omega).
El anónimo maestro de Tahull ha sabido transmitir toda la majestad que del texto apocalíptico emana en la figura del Cristo del ábside, vestido como rey, coronado de luz y con ese solemne gesto de la mano derecha que se alza ante nuestra mirada bendiciéndonos. Su rostro rebosa solemnidad y severidad: sus ojos abiertos, expresivos; sus cejas marcadas, nos transmiten esa sensación de que estamos ante alguien que nos mira y juzga con rigor. Cristo sostiene el libro de los siete sellos y en él está escrito «Yo soy la luz de mundo».
La habitual interpretación de muchos especialistas de la Maiestas Domini (Cristo en majestad) es una iconografía al servicio del poder (económico, político y religioso) establecido en la sociedad feudal, a través de la cual al hombre dominado se le quiere advertir que el orden terrestre establecido es reflejo de la voluntad divina y que un día será juzgado con rigor por el Creador. Cristo aparece rodeado por una mandorla (luz que emana de su ser divino) y en torno suyo aparecen los cuatro seres: el león, el toro, el águila y el hombre, los cuales eran considerados como símbolos de los evangelistas: el león, de San Marcos, el toro, de San Lucas, el águila simboliza a San Juan y el hombre simboliza a Mateo. Pero en el siglo XII a estas significaciones simbólicas se les añadieron otras: el hombre representa la Encarnación de Cristo; el toro, su Sacrificio redentor en la cruz; el león, su Resurrección (se afirma en los bestiarios que el león duerme con los ojos abiertos), y el águila, su Ascensión.
Toda esta iconografía tiene, como indicamos, de fondo, tres bandas de color azul, amarillo y negro. El azul es símbolo de la bóveda celeste, el amarillo dorado es el color del sol y el negro es el símbolo de la nada, de lo que no existe. La lectura iconológica de la bóveda podría ser: Cristo, ha creado de la nada al mundo y a la luz y los evangelistas son testigos de su vida y de su obra. Si el hombre sigue los dictados del libro será salvado, de lo contrario, la justicia de Dios caerá sobre él.
La decoración del ábside sigue en el hemiciclo. Aquí podemos apreciar dos niveles decorativos: uno, en el que están María, los Apóstoles y la ventana; y otro, el más bajo, muy deteriorado. Para muchos comentaristas, si la cuenca del ábside es el cielo, la zona intermedia es la Iglesia, mientras que la inferior es la tierra. En efecto, los Apóstoles y María, entre columnas y arcos, simbolizan a la Iglesia, de ahí que sostengan en sus manos el Libro de los Evangelios. Y en medio de los Apóstoles, entre María y Juan, la ventana. Es estrecha y alargada, ancha por dentro y estrecha por fuera. Vemos que está decorada e inscrita bajo un arco. La ventana es símbolo de la Luz, que se nos hace visible a través de los doctores de la Iglesia.
La composición está rigurosamente estudiada, en torno al eje central de la vertical que forma la figura de Cristo y su prolongación en la ventana. Todo esto envuelto en la almendra de la mandorla, cuya curva subrayan los ángeles. Una composición que acentúa el carácter atemporal, eterno, del mensaje que transmite.
Hay que destacar la pintura al fresco (colores mezclados con agua aplicados sobre muro recién enlucido de cal y arena). Los temas son iguales a los de la escultura, siendo el ábside el lugar preferente dedicado a representar el Pantocrátor (San Clemente de Tahull, s XII, ver imagen).

BIBLIOGRAFÍA:
GONZÁLEZ de  ZÁRATE, J.M. Método iconográfico. Vitoria. Ed. Ephialte (Institutos de estudios iconográficos), 1991.
JOCKLE, C. Encyclopedie of Saints. Ed. Alpine Fine Arts Collection,1995, (UKLTD)
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REAU, L. Iconografía del arte cristiano, (introducción general). Barcelona. Ediciones del Serbal, 2000.
ALDRED, C.: El imperio de los conquistadores, París, 1979.
COOK, W. W. S., Y GUDIOL, J.: "Pintura e imaginería románicas", Ars Hispaniae, vol. VI, Madrid, 1980.
FERGUSON, G.: Signos y símbolos en el arte cristiano, Buenos Aires, 1956.
GUERRA, M.: Simbología románica, Madrid, 1978.
GUGLIELMI, N.: El Fisiólogo. Bestiario Medieval, Buenos Aires, 1971.
LEROI-GOURHAN, A.: Prehistoria del arte occidental, Barcelona, 1968.
SEBASTIÁN, S.: Mensaje del arte medieval, Córdoba 1978.
SUREDA, J.:      - La pintura románica en Cataluña, Madrid, 1981.
                          - La pintura románica en España, Madrid, 1985.

NOTAS
(1)     "Delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal, y en medio del trono y en rededor de él, cuatro vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El primer viviente era semejante a un león, el segundo viviente semejante a un toro, el tercero tenía semblante como de hombre, y el cuarto era semejante a un águila voladora.
Los cuatro vivientes tenían cada uno de ellos seis alas y todos en torno y dentro estaban llenos de ojos, y no se daban reposo día y noche, diciendo: "Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es y el que viene"." Ap. 4,6-8.
(2)     "Miraba yo y veía un viento huracanado de la parte norte, una gran nube con resplandores en torno, un fuego que despedía relámpagos y en su centro, como el fulgor del electro en el centro del fuego; aparecía en el medio la figura de cuatro seres, cuyo aspecto era el siguiente: presentaban forma Humana pero cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Sus piernas eran rectas y sus pies semejantes a las plantas de un buey, relucientes como bronce bruñido. Debajo de las alas, en los cuatro lados, salían manos humanas, tenían los cuatro el mismo aspecto y también las alas de iguales dimensiones. Sus alas estaban juntas unas con otras; al andar no se volvían de espaldas sino que cada uno caminaba de frente. En cuanto su semblante, presentaban cara humana, pero los cuatro tenían cara de león a la derecha, cara de toro a la izquierda y los cuatro también cara de águila; así, estaban sus alas desplegadas hacia lo alto, cada uno tenía dos alas que se tocaban mutuamente y otras dos que le cubrían el cuerpo. Cada cual marchaba de frente. iban donde el espíritu los impulsaba, sin volverse de espaldas en su marcha.
En medio de estos cuatro seres se veían como brazos incandescentes a modo de antorchas que se agitaban de acá para allá entre ellos; resplandecía el fuego y del fuego se desprendían fulgores. Los seres iban y venían lo mismo que el relámpago." Ez. 1,4-14.
"Todo su cuerpo, su espalda, sus manos y sus alas, así como las ruedas estaban cuajadas de ojos todo alrededor, y cada uno de los cuatro tenía su propia rueda; y estuche que a las ruedas se les daba el nombre de "Torbellino" cada uno tenía cuatro caras. La primera era de querubín, la segunda de hombre, la tercera de león y la cuarta de águila." Ez. 10,12-14.
(3)     "El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, Daniel, mientras se encontraba en el lecho, tuvo un sueño y pasaron por su espíritu unas visiones. En seguida puso por escrito el sueño. Comienzo de la narración. Daniel tomó la palabra y dijo: "Veía yo en visiones durante la noche que los cuatro vientos del cielo agitaban el mar grande. Y que cuatro bestias enormes, diversas una de otra, salían del mar. La primera era como un león, con alas de águila. Yo estaba mirando y vi que le arrancaron las alas, la levantaron de la tierra y la incorporaron como un hombre, y le dieron un corazón humano.
Después de ésta apareció otra bestia, la segunda, semejante a un oso; iba levantada de un lado y tenía tres costillas en las fauces entre sus dientes, y se le decía: `¡Ea, devora mucha carne!' Después -yo seguía contemplando- vi otra bestia, como un leopardo con cuatro alas de ave en su dorso; tenía también cuatro cabezas, y le fue dado el poder. A continuación, y siempre en mi visión nocturna, vi una cuarta bestia terrible, espantosa, extraordinariamente fuerte. Tenía enormes dientes de hierro, comía y trituraba, y lo sobrante lo pisoteaba con sus patas, era diferente de todas las otras bestias que la habían precedido y tenía diez cuernos"." Dn. 7,1-7.
(4) J. Sureda, La pintura románica en España, Madrid, 1985, p. 141.
(5) J. P. Clebert, Bestiaire Fabuleux, París, 1971, pp. 403-404.
(6) J. Pijoán, Arte del Asia Occidental. Summa Artis, V. II, Madrid, 1963, pp. 157-158.
(7) El Arpa de Ur pertenece a la primera mitad del III milenio, donde aparecen Gilgamesh desnudo sujetando a dos toros con cabeza humana.
En los cilindros sellos mesopotámicos nos ofrece la lucha de Gilgamesh contra el toro y la lucha de Enkidú contra un animal alado.
(8) Horus es hijo de Osiris, y su vengador; se le representa con cuerpo humano y cabeza de halcón. Es la encarnación del Bajo Egipto o Delta, en contraposición de Seth, que aparece con cabeza monstruosa mezcla de puerco y asno. Es el asesino de su hermano Osiris y representa al Alto Egipto.
(9) C. Aldred, El imperio de los conquistadores, París, 1979, lám. 250.
(10) Ez.1,10.
(11) O. Beigbeder, Lexique des Symboles, Ginebra, 1969, p. 134.
(12) N. Guglielmi, el Fisiólogo. Bestiario medieval, Buenos Aires, 1971, pp. 87-88.
(13) E. Mále, L'árt religieux du XIII siécle en France, París, 1910, vol. 1, p. 52.
(14) N. Guglielmi, op. cit., p. 39.
(15) Leccionario del Arsenal. Lección II, cit. por E. Mále, op. cit., p. 52.
(16) N. Guglielmi, op. cit., p. 40.
(17) Ibid., p. 87.
(18) O. Beigbeder, op. cit., p. 135.
(19) Pintura mural de San Isidoro de León, Santa Cruz de Maderuelo (Segovia), San Martín de Valdilecha (Madrid), San Pelayo de Perazancas (Palencia), San Justo y San Clemente (Segovia), San Román y Cristo de la Luz (Toledo).

Entrada en su mayoría tomada de: 
ORÍGENES Y FUENTES DE LA ICONOGRAFÍA DEL TETRAMORFOS EN LA PINTURA ROMÁNICA CASTELLANO-LEONESA
Esperanza Manso Martín y María Ascensión Sánchez-Rubio Sacristán

Frases o chistes del día

Paulo Coelho

Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.